
Deja que el viento juegue en tu cara
que se deslice excitado sobre tus sienes,
que se meza en tus pestañas.
Deja que juegue en tu cara.
Que vocee más fuerte que el frutero
que vende su fruta en la plaza.
Déjale entrar, alma mía,suave por tu garganta.
Y al asomar la pendiente de tus heridas amargas,
déjale curar esa brechas
,como el agua arrastra la cascada.
Sin pavor a caerte en el vacio,
en la soledad que avanza.
Déjale.. si, déjale romperse en cometas o estelas blancas
que lata con el pulso de tu sangre
con la liberdad soñada.
Déjale recorrer tu cuerpo entero,
apresar el llanto de tus lágrimas.
y con el látido de un beso sincero
borrar el marcillado sabor de tus entrañas.
déjale reir fuerte y bravíamente
ríe viento, ríe... después... calla.
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